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Mía de Miguel Dueñas (Candaya, 2022)

Por Lou Reyes 


Mía nace y forma parte de otra historia, pero un día le pide ser novela a su creador: Miguel Dueñas. Este le toma la palabra y con esmero hace crecer a ese personaje secundario que un día le pidió ser protagonista. Mía fundamentalmente es eso, la voz de los que no suelen ser protagonistas de nada. Mucho menos de sus propias vidas.

 

“A menudo pienso cosas , cosas extrañas, resulta difícil explicarlo. Tengo sueños. Pero no se lo cuento a nadie porque un día prometí no hacerlo”.


Mía de Miguel Dueñas

Dueñas, con una prosa realmente estética y tremendamente cuidada, sumerge al lector en una historia cruda dando sorbitos honestos de a poco; sin prisa. Dueñas prepara a nuestra psique para abordar ciertas situaciones “normales y singulares” –en palabras de Mía– y así, ver los puntos de vista de cada personaje respecto a los mismos hechos. Un número se repite en esta historia, también un escenario cotidiano y un objeto: el número veintiuno y una ventana con una mosca rondando, junto a ellos una moneda; son detalles importantes. Mía es una mujer contradictoria; Mía es como el cristal: frágil y dura.

 

“Hoy he pensado en la razón por la que hago mi lista de cosas, nunca me había detenido en ello. Me ayudan a ordenar mi vida, veo claras algunas de mis prioridades”.

 

Mía está en la calle y en cualquier lugar de la historia de tantas chicas y mujeres silenciadas. Todas somos Mía.

Esta novela ha resultado ser una joya reservada a un público minoritario, por su humilde alcance y no por su altura literaria. Y es importante que se mueva por todos lados, especialmente en centros educativos, para hablar del mito fundacional de las familias y ahondar en lo que ocurre dentro de ellas, lo normal y lo singular; para dar inicio a una desmitificación. La familia quizá no siempre sea sagrada ni el daño que produzca bendito.



Mía de Miguel Dueñas

En el libro, también destacan las verdades universales y las localizaciones particulares, Mía encuentra en Pripyat una curiosa esperanza. A pesar del desastre nuclear y a propósito de él.

 

“Y en una ciudad que no existe llamada Pripyat, donde no hace falta que haya nadie al cuidado de nada porque allí todo medra”.

 

Mía y su estructura en capítulos breves es muy actual, nacida de la necesidad imperante de nuestro tiempo: la inmediatez. Es fruto de la narradora y protagonista, de 23 años, que comparte sus vivencias con una voz contenida. Pero que, capítulo a capítulo, evoluciona hasta ser capaz de mirar con cierta perspectiva la verdadera situación de su casa, de sus novios, de sus amigas y de su entorno.

La primera parte de la novela presenta el mundo de la incertidumbre en el que vive Mía, con sus listados de lo normal y menos normal. Y sobretodo nos habla sin tapujos de su familia y de los cambios que se precipitan ante determinadas decisiones o situaciones incontroladas. La segunda parte hace una inmersión en lo que parece la certeza que puede manejar Mía, difícil para cualquiera pero más que habitual para ella.

Estamos ante una novela atípica, donde Miguel Dueñas no solo nos lleva a contemplar la transformación del personaje principal. Adivino, que espera también la del lector. Dueñas ahonda en la realidad cotidiana con honestidad y cuidado, es una lectura necesaria para recordarnos lo importante y así ver, a través de un cristal, la verdadera complejidad de las relaciones humanas.

 

“(…) Pienso en aquella moneda supongo que ahora comprendo lo que pretendía mi padre con ese juego. (…) Y yo lo acepto porque en eso consiste el juego, en engañarse ante lo que no se entiende y esperar a que todo cambie. A que termine. Así de simple”.

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